jueves, 20 de abril de 2017

NUESTRA EXPERIENCIA EN EL 'ABRAZO DE AGAPITO'

Buenas tardes, verdes míos:

Si me descuido, pasa otro año desde que escribí en el blog por última vez. ¡Cómo voy a darle más vida a este espacio, con esa constancia! Pero es que no tengo casi tiempo de usar el ordenador, sólo lo imprescindible. Con dos perros y un peque que necesita atención, más la casa, el trabajo y unos cuantos proyectos o ideas con las que ocupo el tiempo libre que tengo, no me quedan fuerzas casi de encender el ordenador. Estoy segura de que, con el paso de los meses, podré recuperar ciertas costumbres.

También, otro de los motivos, es que no queremos que Leo nos vea todo el día en el mundo virtual, sino que queremos estar presentes y, por tanto, lo usamos por trabajo o si es inevitable. Esto lo estamos haciendo también extensible al uso del móvil y la televisión; y oye, aunque te digan lo contrario, ¡se puede!.


Hoy he terminado la sustitución en el centro educativo donde he estado desde octubre. Era un centro conocido y la verdad que he estado de maravilla, me ha dado energía y, aunque eran poquitas horas, ese ratillo me ha ayudado a desconectar 'un poco solo' de mi papel de madre y recuperar otras facetas que me gustan y es el de ir a clase (ya darla, lo dudo a veces, que parece que me enseñan más mis alumnos a mí, que yo a ellos. Estoy segura.)

El caso es que todo este tiempo, Leo ha ido a una casita muy amorosa, llena de luz y de buenas vibraciones. No queríamos ludotecas ni guarderías, pues no nos gustó la experiencia que tuvimos en la guardería municipal, una vez que me incorporé tras mi excedencia el curso pasado. Fueron unos poquitos meses, pero suficientes.


'El Abrazo de Agapito' abrió sus puertas a la misma vez que Leo empezó. Mi hijo, por aquel entonces no andaba y ya era motivo de preocupación para la familia (no para nosotros), pues ya tenía casi 19 meses. Como en casa, en este hogar se le ha dejado libertad de movimiento e, increíblemente, a los pocos días ya empezó a soltarse y, ahora, aunque es su esencia ser un niño tranquilo e ir con paso seguro, le encanta trepar y corretear.


Nos decidimos por 'El Abrazo', como le decimos en casa, por muchos motivos, aunque he de reconocer que por la zona de Cartagena hay proyectos muy interesantes y que no nos disgustaron en absoluto pero hubo mucha conexión entre las dos acompañantes, Sandra y Victoria, con nosotros y su visión del proyecto, esa naturalidad, sencillez y el esperar que las cosas surjan sin forzar, algo que demuestra su propia humildad y confianza.

De 'El Abrazo' nos ha gustado su flexibilidad con los horarios de apertura o, incluso, de imprevistos. Siempre han estado dispuestas a algunos cambios que nuestro horario ha sufrido por claustros o evaluaciones. La atención hacia Leo ha sido la más amorosa del mundo y yo, que soy de fijarme en muchos detalles, he adorado ver todo este tiempo cómo lo sacaban del coche bien dormidito (a las 8 de la mañana ya estábamos allí), con esa delicadeza, soltando suavemente y muy despacio los tirantes de seguridad de la sillita del coche, cómo lo cogían en sus brazos y cómo junto a ellas se volvía a dormir, después de jugar o desayunar.


También, cómo respetaron nuestra forma de alimentarlo, a demanda y autoregulada por él, desayunando en la cocina como hace en casa, junto a ellas, en su silla y mesita a medida.
Y para mí, qué descanso poder dejarlo en bata y pijama, sin ningún problema, porque vestir a un niño a las 6,30 de la mañana que sólo quiere teta y seguir durmiendo, es difícil.

Me ha fascinado ver cómo le dejaban SER, CRECER, REIR, DISFRUTAR, VIVIR, SOÑAR. Leo ha jugado con sus gallinas como si estas fueran Otto o Yuna, con la tierra, con los cuentos, con los cuencos, juegos y el agua.


Este proyecto ha sido para nosotros una prolongación de lo que puede hacer en casa, con unas bonitas figuras de referencia tras una preciosa y cuidada adaptación.


Además, por mi parte, he conocido a dos mujeres que me han aportado más sabiduría a mi vida: su confianza hacia mí, sus consejos, escuchas...

'El Abrazo' es un espacio libre y familiar, que bebe de influencias pedagógicas muy enriquecedoras para nosotros. Desde el minuto uno, nos abrieron las puertas de su casa y nos sentimos muy  acogidos y adaptados a esa energía que corría palpitante.

Pero sobre todo, 'El Abrazo' es una semilla regada por dos grandes mamás. El proyecto es lo que es por las personas que lo forman. Yo tenía muy claro que no necesitaba grandes lujos ni superficialidad, sino ver el corazón en todo lo que se hacía. Quería que mi hijo fuese querido y respetado. ¡Y vaya si lo ha sido! Esto, no hay dinero que lo pague. Eternamente, GRACIAS. Habéis sido un regalo infinito, pues esa 'semilla' perdurará en mi hijo toda su vida.




Que un hijo esté bien siempre es importante para su salud emocional y psíquica, pero también para los padres que deben incorporarse al trabajo y lo hacen con un gran bienestar, dentro de lo que se pierden. No ha habido mayor satisfacción para mí saber que si lloraba, estaría arropado y si algún descubrimiento aparecía en esos momentos para él, estarían ahí para acompañar.

Podré parecer exagerada, pero el año pasado nos resultó complicado. Me incorporé ya en el segundo trimestre, con un horario nefasto y Leo no se adaptó a la guardería municipal. Su padre y yo, tampoco. Reconozco que la cuidadora que estuvo con él esos meses era un encanto, pero hacía lo que podía con tantos bebés a su cargo.




En ese momento, era lo que teníamos a mano y no pudimos recurrir a otro espacio. Menos mal que a mitad de la mañana, mami iba a darle teta y él alargaba mi estancia allí, mamando de los dos pechos, rutina que nunca hacía en casa. Ese ratito de estar juntos era nuestra medicina.

Sí puedo agradecer que me dejaran permanecer con él el tiempo que quisiera siempre que iba. Yo creo que su cuidadora que, como yo, había sido madre hacía relativamente poco, me entendía.

Desde aquí me gustaría lanzar un deseo al viento y es que amemos y cuidemos a los niños como diamantes, como flores que pronto florecerán, como semillitas que brotarán. Que les dejemos expresarse, conocer mundo, explorar, tocar la tierra, jugar con agua, mancharse, ensuciarse, alborotar, descansar...ese 'dejar ser' nos enseñará también a nosotros y nos acercará más a ese niño que fuimos un día y aún somos. ¡Qué gratificante es saludar a tu niño interior, sabiendo que todo está en paz y en calma!.


“Pasamos el primer año de la vida de un niño enseñándole a caminar y a hablar, y el resto de su vida a guardar silencio y sentarse. Algo no funciona bien.” 
Neil Degrasse Tyson

Gracias, Victoria. Gracias, Sandra. Gracias, Agapito. Mucha suerte allá donde el proyecto vaya, os seguiremos muy cerca siempre.

Yasmina, Marcos y Leo.

EL MEJOR REGALO DE NUESTRA VIDA

Hoy, ya puedo decir que Leo ha decidido dejar de tomar teta. Tres años y medio. ¿Y qué más da si el tiempo no existe más que en nuestra men...